domingo, 27 de mayo de 2012

¿CÓMO SABEMOS QUE NOS HA LLEGADO LA MADUREZ?


Definitivamente, no sólo me ha hecho daño el cine. Las series americanas, últimamente se llevan la palma desasosegando mi pobre alma. En primer lugar, me deprime que se acaben para siempre. Supongo que veo en ellas una metáfora bastante obvia de la vida: Es algo que entretiene, pero que, al fin y al cabo, por eterna que parezca, siempre se termina. Y, en segundo lugar –aunque parezca mentira- me hacen pensar.
Era de noche, como siempre, y andaba yo devorándome los entretiempos con el último capítulo doble de “Mujeres desesperadas”, una de esas series de mujeres que casi todos los hombres detestan (al igual que nosotras odiamos
Californication, supongo). Pues como decía, allí estaba yo, con los ojos clavaditos en la pantalla y el corazón anhelante de reconciliaciones matrimoniales, nuevos éxitos amorosos y muertes felices. Y entonces ocurrió: Una de las protagonistas (algo pardilla ella), soltó la frase de su vida “La madurez llega cuando te das cuenta de que pesan más tus recuerdos que tus sueños”.
Cuando acabó la serie, entre lágrimas y congoja –se nota que tengo pocas amigas y por eso sentía que las de la tele lo eran- me puse a pensar en la frase de
Susan y me interrogué buscando respuestas. No me gustó lo que encontré. A mis espaldas, llevaba una mochila repleta de fantasmas y, caí en la cuenta de que como el Abuelo Cebolleta, me paso casi todo el tiempo hablando de los felices ochenta.
Para colmo de males, días después, me encontré con un viejo amigo y cuándo se preguntó cuánto hacía que no nos veíamos, me dio un vuelco al corazón… Unos 15 años…." ¡Dios, hace quince años no sólo estaba aquí, sino que también salía por la noche!". Nos despedimos un poco enfurruñados y con paso viejuno nos dirigimos a nuestras respectivas vidas.
El resto de la semana pasó extraño, sintiéndome mayor, pero la cosa no fue a mejor... Estaba intentando controlar a la fiera de mi niña en una terraza de verano. Se le había acabado su helado de chocolate y para ella, no tenía sentido seguir allí. Se puso a gritar como una gárgola exigiendo nuestro regreso a casa y aunque al principio me mantuve muy firme (no hay que ceder nunca a ese tipo de chantajes), al final me levanté resignada dispuesta a llevarla al hogar (era eso o que el resto de la gente la acuchillase). La volvió a liar porque quería ir en brazos y una servidora, con corazón de hierro y espartana, se negó durante dos minutos a sus crueles requerimientos. Al final, la pequeña victoriosa, esgrimía una sonrisa mientras cabalgaba sobre mis hombros: “¡Al galope!”, me gritaba entusiasmada. Yo, en vez de Rocinante, me sentí "Joven-antes" Y miraba a ese grupo de chavales con sus cervecitas, sus bravas y dueños de su tiempo con envidia y nostalgia… Son libres, pensaba. Son jóvenes. Me encanta mi hija, pero es una tirana…
Y, por último lo de ayer: Estaba en casa sintiéndome semilibre (la nena tenía fin de semana con papá) y jugando al Monopoly online (planazo) cuando, de repente, empezó a sonar una orquesta que habían puesto debajo de mi casa. Aquel evento, que antaño hubiera hecho mis delicias, se convirtió en mi peor pesadilla. Estuvieron de cinco de la tarde a tres de la mañana y, encima, me dolía esa muela que tengo abandonada, pero que se encarga de no ser olvidada en los momentos más inoportunos. Me daban ganas de ser Clint en “En el punto de mira” y liarme a tiros con aquel camaleón del escenario: Ora era King África, ora Sabina, ora Estopa, ora Lady Gaga y ora el que quiera que cantase Paquito el chocolatero. Pensé entonces en aquel verano con olor a verano de mi más temprana adolescencia Mi madre despotricaba contra una feria que habían puesto frente a nuestro hogar y yo, que no podía ser más feliz, pensaba “Qué amargada está siempre esta mujer. Todo le molesta”. Y me vi entonces, con olor a verano entre mis cuatro muros comprando la Puerta del Sol y con anhelo de escopetas.
Esto debe ser la madurez, me dije. Y además, perdí al Monopoly contra la dichosa máquina.


6 comentarios:

  1. Soy Miry profe de 6D me mola mazo esto que has escrito es super realista XD escribes lo que sientes como si fuese en diario XD

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  2. Anda Bego, cuando tengas dos minutos con cincuenta siete segundos, que es la media que me da Google Analitycs como tiempo de lectura de uno de mis posts, te lees el de la edad del espíritu, y luego me cuentas.
    Es otro punto de vista, directamente proporcional al estado de ánimo, por mucho que los colegas me machaquen preguntandome por la crisis de los cuarenta, serán cabrones que me falta un año entero.

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  3. Escribe otro libro ya!!!

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  4. Gracias a todos por vuestros comentarios:
    Miriam, me encanta que me leas:-)
    David: Ya leí la Edad del Espíritu y es en todo cierto lo que dices.
    Anónimo: No seas tan ansioso/a, acabo de hacer dos;-) Pero gracias (seguro que eres mi madre, jeje)

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